Del mito de la pasta a la nutrición espacial: la ciencia detrás de lo que comemos

Existe una creencia popular muy extendida de que la pasta es la principal fuente de hidratos de carbono en nuestra dieta. Sin embargo, aunque es rica en ellos, numerosos alimentos cotidianos la superan con creces. Entender el papel de los carbohidratos es clave: son la “gasolina” de nuestro cuerpo, esenciales para obtener la energía necesaria en el día a día, tal y como señala la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO).

Para deportistas y personas con una alta actividad física, un consumo adecuado es fundamental. En cambio, para quienes buscan una pérdida de peso, la clave está en la moderación y en saber elegir las fuentes más beneficiosas. A continuación, repasamos algunos alimentos que, sorprendentemente, contienen más carbohidratos que la propia pasta.

Alimentos bajo la lupa

Azúcar blanco: Es el caso más extremo. Con 100 gramos de carbohidratos por cada 100 gramos de producto, el azúcar refinado es una fuente directa de glucosa y calorías vacías. Una sola cucharada en el café puede sumar 15 gramos de hidratos y 60 calorías, una cantidad muy elevada y sin apenas valor nutricional.

Pan blanco: Compuesto principalmente por almidón, 100 gramos de pan blanco contienen unos 51 gramos de carbohidratos. Su principal inconveniente es su alto índice glucémico, que provoca picos de insulina y favorece tanto el aumento de peso como el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Además, su escaso aporte de fibra lo convierte en una opción poco recomendable frente a sus alternativas integrales.

Avena: Aunque es un cereal muy saludable, también es denso en carbohidratos, con 57 gramos por cada 100. Se trata de hidratos de carbono complejos que liberan energía de forma lenta y sostenida, por lo que su consumo es ideal en la primera mitad del día. No obstante, un consumo excesivo y regular puede conducir a un aumento de peso.

Arroz blanco: Aporta 28 gramos de carbohidratos por cada 100 gramos. El problema del arroz blanco reside en su procesamiento, durante el cual pierde gran parte de las vitaminas y minerales presentes en la versión integral. Su alto contenido en almidón se transforma rápidamente en azúcar en el organismo, por lo que debe consumirse con moderación en dietas de adelgazamiento.

Una solución desde el espacio

En este complejo panorama nutricional, donde el equilibrio es fundamental, la ciencia alimentaria busca constantemente soluciones innovadoras. Una de las más curiosas ha surgido de un lugar inesperado: la industria aeroespacial. Es la historia de Ryan Dowdy, un científico de Oakland que, mientras lideraba el sistema de alimentación de la Estación Espacial Internacional (EEI), se enfrentó al reto de crear una comida completa, eficiente y compacta para los astronautas.

De aquel proyecto nació la idea de READYBAR, una barrita diseñada para ser un sustituto de una comida completa. Sin embargo, su objetivo no son los astronautas, sino los equipos de primera respuesta (policías, bomberos, sanitarios) y cualquier persona que necesite una opción nutricional equilibrada y rápida.

El emprendedor a su pesar

Ryan Dowdy nunca se había imaginado como empresario. “Durante toda mi vida dije que no iba a montar un negocio”, confiesa. “Siempre sentí que era demasiado arriesgado”. Esta aversión al riesgo venía marcada por la experiencia de su padre, cuyo negocio de construcción acabó en la quiebra.

Tras mudarse al área de la Bahía de San Francisco por su concentración de empresas de tecnología alimentaria, la inestabilidad económica le hizo replantearse su futuro. La seguridad de un empleo por cuenta ajena ya no parecía tan garantizada. “La situación te fuerza a pensar que, en realidad, el riesgo no es el que creías. Esta podría ser la mejor apuesta que puedo hacer ahora mismo”, reflexiona Dowdy.

Su camino no ha sido fácil. Justo después de obtener una subvención del Departamento de Agricultura de EE.UU. para lanzar su empresa, el gobierno de Trump paralizó todas las ayudas federales, dejándolo sin el capital con el que contaba. Su historia llegó a la radio pública NPR, y la cobertura mediática le dio el impulso que necesitaba. Ahora, gracias al apoyo de su entorno y asesores, READYBAR se mantiene a flote, demostrando cómo la más alta ciencia nutricional, diseñada para el espacio, puede resolver problemas muy terrenales.